Una aproximación al Medievo con cada paso por la ciudad

Sepúlveda, siempre interesante para una escapada medieval

La localidad segoviana de Sepúlveda es una ciudad medieval con una larga historia que se remonta a la edad del hierro, cuando surge como un castro céltico de la tribu de los arévacos. Posteriormente romanos, visigodos, y musulmanes, configuran la historia y la fisonomía de una villa, que merece la pena visitar para disfrutar de sus monumentos y conocer la historia de la zona en sus museos.

calle sepulveda

Sepúlveda, siempre interesante para una escapada medieval
vista gral sepulveda
vista gral sepulveda

Un paseo por Sepúlveda supone una aproximación al Medievo con cada paso. Una bella ruta en la que admirar sus murallas, que todavía se conservan en diversas zonas del casco urbano, como es el tramo del Trascastillo, recientemente restaurado, o la zona del Postiguillo.

Asimismo, la localidad conserva alguna de sus siete puertas que, según la creencia popular, dieron nombre a esta villa. A la entrada de la calle que lleva al santuario de Nuestra Señora de la Peña se encuentra la denominada puerta del Ecce Homo. Ya en las afueras, en dirección a las Hoces del Río Duratón, están los restos de la Puerta de la Fuerza, de donde parte la antigua de la calzada romana que aún se conserva en parte y que desemboca en el puente romano de Talcano.

Del antiguo castillo, fuera de las murallas de la villa, permanecen algunos restos en uno de los lados de la Plaza Mayor. Se observan composiciones de diferentes épocas, como los tres torreones pertenecientes a la muralla árabe del siglo X. Adosado a la parte inferior de sus torreones hay un edificio del siglo XVIII, que tiene una balconada corrida y soporta  el “reloj de la plaza”

sepulveda plaza mayor

Otra de las balconadas pertenece, junto a la anterior, a la residencia de los González de Sepúlveda , edificio del siglo XVI donde nació el escritor Don Francisco de Cossío. Otro de los monumentos que hay que visitar es la espadaña situada en el torreón central, formada por dos campanas, una de las cuales toca cada día el tradicional “Toque de Queda”.  También se puede escucha el repicar de 33 campanadas que en la antigüedad anunciaban el cierre de las puertas de la muralla y que en la actualidad se siguen escuchando como un recuerdo de los tiempo pasados.

El esplendor de Sepúlveda en la Edad Media dio como resultado un total de 15 iglesias. De las tres que se construyeron extramuros, sólo se conserva la de San Bartolomé, de estilo románico y levantada entre los siglos XI y XII. Ya tras las puertas de la muralla se encuentran la Iglesia de El Salvador, de estilo románico castellano y considerada la edificación de este  estilo más antigua de la provincia, la Iglesia de la Virgen de la Peña y otros dos templos de gran interés, que esconden en su interior el Museo de los Fueros, integrado en la Iglesia de los Santos Justo y Pastor, y la Casa del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, en la de Santiago.

sepulveda iglesiasepulveda arcos

Una parte importante del patrimonio de la villa es el mencionado Museo de los Fueros, ubicado en la iglesia románica de los Santos Justo y Pastor, de los siglos XII y XIII, y que fue declarada Monumento Nacional.

El nombre del centro se debe al fuero concedido a Sepúlveda por Alfonso VI en 1076. El museo conserva el documento que establecía los privilegios, exenciones tributarias y prerrogativas reales.

interior iglesia

Otra de las visitas obligadas de Sepúlveda es su cárcel, un edificio, de unos 400 metros cuadrados, que acoge una exposición permanente de cómo vivían los presos, cómo se impartía justicia y las costumbres y usos sociales relacionados de siglos pasados. Para captar la atención de los niños se han creado juegos pedagógicos, puzles con mensajes positivos sobre la libertad y un juego multimedia que les desafía a fugarse.

También se puede visitar el Museo de Figuras de Juguete Antiguas, que reúne más de 14.000 unidades, producidas en 44 países por más de 320 fabricantes.

Asimismo, es recomendable hacer una visita a la Casa del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, donde se puede conocer el origen y la formación de este extraordinario paisaje, así como la flora y la fauna de cada uno de los ecosistemas que lo configuran y las huellas del paso del hombre y de la historia. Es un buen punto de partida para adentrarse posteriormente en esta joya verde segoviana, que ofrece innumerables posibilidades de actividades al aire libre para todos los públicos.

hoces del duratón

Otra de las bellezas que podemos observar en la zona es la necrópolis visigoda, excavada en Duratón, que fue un pueblo y ahora un barrio de Sepúlveda, donde se encontraros 666 sepulturas con numerosos ajuares germánicos.

Historia de la Villa

Entre idas y venidas de sus pobladores celtas, romanos, visigodos y musulmanes, la primera mención histórica de la villa de Sepúlveda tiene lugar en la “Crónica de Alfonso III”, donde se dice que fue uno de los lugares que se despoblaron en las correrías de Alfonso I, aunque se mantuvo en la zona una pequeña población rural.

A partir del año 940 la localidad volvió a repoblarse más allá del Duero, de la mano del Conde de Castilla Fernán González y un audaz avance de sus tropas hacia el sur, en lid con el Alcaide Moro Abubad.

Según cuenta en su leyenda heroica el Abad de Arlanza, Fray Gonzalo de Arredondo, González cortó la cabeza  al Alcaide, cabeza que figura esculpida en a fachada de una de las casas blasonadas de la villa y que precisamente es conocida como “La Casa del Moro”.

Almanzor intentó conquistar la villa en el 979, pero fracasó en el intento, aunque lo consiguió más tarde en el año 986. Finalmente en el año 1010, el nieto de Fernán González, Sancho Gracia, recuperó la villa definitivamente.

El Fuero de Sepúlveda fue concedido a la ciudad por Fernán González para atraer pobladores a una zona muy peligrosa y en permanente conflicto por ser un área fronteriza con los territorios ocupados por los musulmanes.

Los sucesores del Conde fueron confirmando tal Fuero, que encarnaba el derecho aplicable en la Extremadura Castellana y en torno al cual se fue articulando un cuerpo legal más extenso.

El texto más antiguo que se conoce, relativo al Fuero, es el latino de Alfonso VI, su repoblador definitivo, y que data del año 1076.

 

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