El día 7 oct de 2012, en las secciones de cultura de muchos diarios de habla hispana se hablaba de Alberto Bañuelos. En uno de ellos se decía que “hasta ahora, ningún escultor europeo había logrado exponer su obra en el Museo de Antropología de México, uno de los más importantes de América Latina. El primer europeo en conseguirlo ha sido un español, nacido en Burgos, que con su exposición ‘La liturgia de las palabras’, que con más de 130 obras realizadas con la técnica de la “deconstrucción” en piedra, mármol, granito, alabastro o cantos rodados, ha conseguido hacerse un hueco en la historia de este museo internacional”.

Aunque procede de una familia de médicos, desde niño se siente atraído por los pinceles, manifestando unas dotes especiales para el dibujo.

Sin embargo, la piedra ya estaba presente en sus orígenes de artista, influido por las vistas que le ofrecían las torres de la catedral de la ciudad de Burgos, donde nació en 1949. Hasta esas torres que le maravillaban subía para dibujar aquello que le apasionaba desde niño. Sin embargo, no fue hasta mucho más tarde cuando la escultura en piedra se hizo presente en su vida.

Fue en 2003,  cuando Bañuelos encuentra un nuevo lenguaje, al realizar cortes en las piedras. Recurre a cantos rodados y los parte, los inclina, los desplaza o los rehace.

Trayectoria profesional

A los 22 años se traslada a Madrid y se matricula en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense. Seguramente por complacer a su padre, aunque reconoce que esos 5 años de estudios fueron muy felices.

Allí conoció a Esther Buenaventura, que acabaría convirtiéndose en su compañera inseparable, la madre de sus dos hijos, y el impulso y apoyo para dedicarse a su vocación artística.

Estudió dibujo y técnicas clásicas en academias privadas, debido a que presentó al examen de ingreso en la Academia de Bellas Artes, pero no aprobó. “Fue un duro golpe”, asegura, “pero con el tiempo he llegado a la conclusión de que eso me ayudó a forjarme como un autodidacta. Me dio una mayor libertad de pensamiento”. No es el primero, ni será el último, que no apruebe el ingreso y luego triunfe como artista.

En 1978 ya cuenta con estudio propio de pintura, donde durante tres años se sumerge en técnicas que van desde lo figurativo a la abstracción. Su primera escultura la realiza en 1982, cuando ya tiene 35 años. Un torso esculpido en una piedra de alabastro que le regalaron. Desde entonces, los torsos están presentes a lo largo de todo el recorrido artístico de Bañuelos. Desde ese primer torso, no ha vuelto a coger los pinceles.

También realiza mesas-escultura, en las que los cristales se apoyan sobre motivos como el de una pareja haciendo el amor.

Su primera exposición la realiza en 1984 en la ya desaparecida Galería 24 de Madrid, donde exhibió sus pinturas y sus primeras esculturas figurativas. En 1990, la obra de Bañuelos ocupa ya todo el stand de la Galería Aldaba de Madrid, en la feria internacional ARCO. En los 90 experimenta con el hierro, pero termina quedándose con la piedra.

Bañuelos, sin embargo, es un artista que se mantenía alejado del gran público, y cercano a los coleccionistas particulares. Muchos de ellos de fuera de España, que tradicionalmente le han seguido y comprado sus trabajos.

Expone en galerías españolas como la Raquel Ponce (Madrid) o en instituciones como el Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán o la Embajada de España en México, o la mayor de todas, hasta ese momento, la realizada en 2009 en el IVAM, y que acabará con el anonimato, de cara al gran público.

2010 se caracteriza por ser un año muy internacional. Su obra llega a ciudades alemanas como Dusseldorf o Múnich; viaja por museos de Brasil, y se prolonga hasta 2011, donde aterriza en la Expo de Shangai.

En 2011 Se le encomienda la realización del stand del periódico EL MUNDO para Arco, donde expone nueve esculturas enormes en alabastro, que van de los 100 a los 1.000 kilos de peso.

Sus obras han sido expuestas también en Ushuaia (Argentina) Uruguay, Paraguay y, como ya hemos adelantado, en el Museo Nacional de Antropología de México DF.

Esto es sólo un breve resumen, de su trayectoria, porque esta es muy amplia y muy fructífera.

Hay que señalar que es también el diseñador y escultor de los premios ”Optimistas comprometidos”, que cada año entrega a los galardonados la Revista Anoche Tuve un Sueño, que dirige Julia Higueras y que este año han cumplido su novena edición.