Posee un gran patrimonio monumental y cultural, producto de la confluencia de las culturas cristiana, judía y musulmana

Toledo, Ciudad Patrimonio de la Humanidad

Toledo es una de las ciudades más interesantes para visitar en una escapada de dos o tres días, en los que disfrutar de su gran patrimonio monumental y cultural, producto de la confluencia de las culturas, cristiana, judía y musulmana, que durante siglos convivieron pacíficamente en esta ciudad, Patrimonio de la Humanidad desde 1986. No te pierdas todo lo que ofrece la que fuese capital del reino en el pasado, y aprovecha para saborear la cocina toledana y los productos típicos manchegos como el queso y el vino.

Toledo, Ciudad Patrimonio de la Humanidad
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Toledo

La ciudad de Toledo es una de las 15 ciudades españolas que están incluidas en la lista de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Lo es desde 1986, por lo que celebra el XXXIII aniversario de su nominación.

Visitar la ciudad resulta una apasionante inmersión en la historia toledana, pero que requiere de al menos un par de jornadas de estancia, porque es una ciudad con un inmenso patrimonio artístico y cultural. Es recomendable no hacerlo de una forma apresurada que nos impida disfrutar de todo lo hermoso e interesante que nos ofrece la que fuese capital del reino en el pasado.

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Hay muchas cosas visitables, empezando por las plazas, calles y callejas del centro, pero hay lugares recomendados que no te puedes perder si decides acercarte. En su casco histórico podrás encontrar numerosos estilos arquitectónicos, entre otros el gótico, representado por la Catedral, o el gótico isabelino del monasterio de San Juan de los Reyes. Pero hay otros muchos que descubrirás a continuación.

La Catedral Primada de Toledo.

Es sin duda la principal visita a realizar. Se construyó sobre una antigua mezquita denominada Al Jama, y es un museo en sí misma.

En su interior, además de poder contemplar los diferentes estilos arquitectónicos que le han dado su aspecto final, se puede disfrutar de tres joyas del arte como “El Expolio” pintado por El Greco en 1579.  Con unas dimensiones de 2,85 de alto por 1,73 de ancho, se conserva en la sacristía de la Catedral y luce en todo su esplendor después de ser restaurado en el año 2013 en los talleres del Museo del Prado de Madrid.

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Digna de ver también es la custodia de Enrique de Arfe concebida para albergar el ostensorio, o lugar que se emplea para la exposición del Cristo. En este caso, uno que  perteneció a la reina católica. Tiene algo más de tres metros de altura y está elaborada en plata y construida como una torre de planta hexagonal.

También se puede observar el denominado Transparente de la Catedral, una obra escultórica de Narciso Tomé realizada en mármol, jaspe y bronce, en estilo barroco y churrigueresco. Es más una composición arquitectónica que escultórica por su tamaño y elaboración, a modo de retablo con dos cuerpos de altura.

El Alcázar

Está situado en la colina más alta de la ciudad. Es una solitaria mole rectangular construida por el emperador Carlos V sobre los vestigios de anteriores estructuras, como un pretorio romano en el que posteriormente se alzó una alcazaba musulmana, y más tarde un castillo medieval, que se destruyó casi por completo para construir el Alcázar, aunque de él todavía quedan algunas estructuras almenadas. Hoy en día alberga el Museo Nacional del Ejército.

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Alcázar de Toledo

Mezquita del Cristo de la Luz

Se sitúa en la parte norte del casco urbano, junto a la puerta de Valmardon. El conjunto que se conserva de la mezquita actualmente es el resultado de su reutilización como parte de la nave de una iglesia en época medieval. Tras la restauración realizada en el siglo pasado, el edificio islámico es lo más destacable. Es de planta cuadrada y tiene 9 bóvedas sujetas por cuatro columnas. En el mismo recinto hay restos de una calzada romana.

Museo de Santa Cruz

Es una filial del Museo del Prado de Madrid, y alberga colecciones itinerantes procedentes de éste. Por la calidad y la variedad de las piezas que alberga, es uno de los museos más importantes de España. Tiene piezas que van desde la prehistoria hasta nuestros días, repartidas en tres secciones. Arqueología, dedicada a las culturas romana, visigoda, árabe y mudéjar. Bellas Artes, con una importante muestra de pintura toledana de los siglos XVI y XVII y obras de El Greco, y las Artes Industriales que reflejan la cultura popular y la tradición artesana local (cerámica, vidrios, orfebrería, etc). Pero también hay que destacar su arquitectura tanto exterior como interior y su portada.

Puente de San Martín y Puente de Alcántara

Ambos puentes formaban parte del sistema defensivo de la ciudad. El puente de San Martín es una obra gótica sobre el rio Tajo, en el lado oeste del casco histórico de Toledo. Está construido con sillares de granito y consta de cinco arcos de distinto tamaño entre los que destaca el central, con unas dimensiones de 40 metros de ancho y 26 de altura sobre el nivel medio del río. Cuenta con dos torreones defensivos almenados, uno en cada extremo. No se sabe su  año de construcción, pero ya se hace referencia a él en documentos fechados en 1165. Tiene la calificación de Bien de Interés Cultural.

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Puente de Alcántara

El Puente de Alcántara, está situado al este de la ciudad también sobre el Tajo y recibe su nombre de la Puerta de Alcántara de la ciudad. Está protegido en sus extremos por dos puertas fortificadas. Se tiene constancia de su existencia desde época romana y fue declarado Monumento Nacional en 1921.

Sinagoga del Tránsito

Recientemente restaurada, la Sinagoga del Tránsito fue mandada construir por Samuel Leví, tesorero de Pedro I de Castilla. En su interior, cabe destacar la gran sala de la oración, un salón palaciego gótico decorado con ricas yeserías propias del arte islámico cordobés. Las salas adyacentes y el patio, son un museo dedicado a mostrar la ininterrumpida presencia del pueblo judío en la península ibérica así como la forma de vida de los judíos sefardíes.

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Sinagoga del Tránsito

Restos Romanos

Son bastantes los restos de ingeniería y arquitectura romanos de carácter civil que se pueden visitar y que están en diferentes estados de conservación. Cabe destacar el circo romano, las termas, las bóvedas romanas del Nuncio Viejo y el acueducto, próximo al puente de Alcántara, del que sólo se conservan los arranques de sus apoyos a ambas orillas del río.

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Bóvedas romanas de Nuncio Viejo

Iglesias y sinagogas

Son muchas las maravillas que ofrece Toledo y el listado de monumentos a visitar es bastante más amplio. Incluye otras edificaciones que, si se cuenta con tiempo, es recomendable no perderse. Como la Iglesia de los Jesuitas, donde desde su campanario se tiene una de las mejores vistas de la ciudad y una perspectiva única de la Catedral. También el Monasterio de San Juan de los Reyes, que fue concebido para albergar el panteón de los Reyes Católicos, aunque finalmente no cumpliera esa misión. Es una obra maestra del gótico flamígero, y en él destacan especialmente el claustro y el retablo mayor. La sinagoga de Santa María la Blanca, construida en estilo mudéjar, es una de las más antiguas de España. Bajo una sobria apariencia externa, el interior ofrece una belleza estructural inimaginable, que destaca por sus capiteles de piñas sobre pilares octogonales y celosías que a la caída del sol ofrecen vistosos efectos de luz que inundan el interior.

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Sinagoga Santa María La Blanca

El Toledo Time Capsule, que es un espectáculo que repasa la historia de Toledo y la convivencia entre culturas. El Museo Victorio Macho de escultura al aire libre.

Es conveniente consultar una guía de viajes, donde además de lo destacado en este reportaje podrás descubrir otras bellezas como los baños de Tenerias, los conventos de los Concepcionistas y el de Santa Isabel, los sótanos y el pozo de El Salvador, la Casa de Judío, las cuevas de Hércules, o los Salones Islámicos

http://www.toledo-turismo.com/

Gastronomía

La cocina toledana es de una gran riqueza, pero destaca sobre todo por sus platos elaborados con caza y la matanza.

Hay muchas formas de cocinar los platos de perdiz, muy abundante en la zona, pero destacan las elaboraciones en escabeche y en estofado o “a la toledana”. La primera de estas recetas permite el consumo del ave en frío, y la segunda es una elaboración lenta, en la que la perdiz se cuece con un fondo de cebolla, ajo y laurel.

Otro plato muy reconocido en la ciudad son las populares carcamusas, ofrecidas normalmente como tapa, en cazuela de barro con unas rebanadas de pan, y que están elaboradas con carne de ternera, verduras de temporada y hojas de Laurel.

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Caercamusas

En la cocina toledana hay que destacar también su gran variedad de elaboraciones con el conejo, que lo preparan al ajillo, a la cazadora, carbonero, con arroz, o en el guiso campesino denominado tojunto, con verduras, cebollas, ajos y patatas y que se elabora en puchero de barro.

Existen algunos primeros platos que pueden constituir el comienzo de una comida típica, como las sopas de ajo, que se consumen en el frío invierno, o el gazpacho manchego, que no tiene nada que ver con el gazpacho andaluz. Consiste en una sopa fría de origen campero que se elabora con tomates, pepino, agua, aceite y vinagre. Se consume principalmente en los días calurosos de primavera y verano.

Entre los postres y dulces, el rey, sin duda, es el reconocido y valorado mazapán de Toledo.

Y por supuesto, en Toledo se pueden saborear deliciosos quesos con denominación de origen Queso Manchego, elaborados con leche cruda de oveja de la raza manchega. Son muy valorados en sus tres curaciones, semi-curado, curado, y artesano viejo, aunque los puristas de los quesos siempre se inclinan por degustar estos dos  últimos, que son los que resultan más sabrosos y aromáticos. Son deliciosos en el aperitivo, acompañados con un vino manchego.

En cuanto a los vinos, Toledo forma parte de La Mancha, y aunque no sea un gran productor de caldos en comparación con otras zonas de la Comunidad, es un buen lugar para degustar los prestigiosos vinos de estas tierras que gozan de la D.O La Mancha.

La historia de Toledo

Fue la ciudad más importante del las cortes de los Reyes Católicos y de Carlos I, y destacó por ser un ejemplo de tolerancia cultural, en la que durante siglos convivieron cristianos, judíos y musulmanes.

Pero su existencia se remonta a la prehistoria, más concretamente a la época del Bronce, con la existencia de un poblado descubierto por los arqueólogos al otro lado del Tajo, en el Cerro del Bu, cerca de donde hoy se encuentra unos de los miradores que nos dan una de las vistas más espectaculares de la ciudad. Más recientemente se han descubierto restos de cabañas de la misma época en distintos puntos de la ciudad.

La primera mención escrita sobe la ciudad procede de Tito Livio en el año 192, cuando habla de “Toletvm” ya no como un poblado, sino como una ciudad pequeña pero bien fortificada. De la época romana todavía se pueden encontrar restos de templos, teatros, anfiteatros, un circo, caminos, puentes, una muralla, y un avanzado sistema de abastecimiento y evacuación de aguas.

A tenor de la extensión de las ruinas del circo romano, éste podía haber acogido a unas 13.000 personas, lo que en el siglo I d.C. ya era un aforo considerable. Otro dato que demuestra que fue una importante ciudad es que en ella confluían las calzadas  que unían Caesaraugusta (Zaragoza) Emérita Augusta (Mérida), Híspalis y la Bética (Andalucía).

Tras las incursiones germánicas se reedificaron las murallas de la ciudad, hasta que en el 411 los Alanos conquistaron la localidad a los romanos. Pero también fueron derrotados por los visigodos en el 418, y la ciudad llegó a convertirse en capital del reino hispano-visigodo y en arzobispado, lo que le dio gran relevancia civil y religiosa. Durante la época visigoda se desarrollaron numerosos concilios con la intención de arbitrar los enfrentamientos entre cristianos y cristianos arrianos que sostenían que Jesús era hijo de Dios, pero no Dios mismo. Estos últimos fueron declarados herejes.

Cerca de la ciudad, en la villa de Guarramur se encontró el tesoro de Guarrazar, integrado por una excepcional colección de coronas y cruces que pertenecieron a los reyes visigodos y que actualmente se encuentran repartidos entre el Musée Cluny de París, El Palacio Real de Madrid y el Museo Arqueológico también de Madrid.

El debilitamiento del reino visigodo favoreció la conquista de la ciudad por parte de los árabes, que la obtuvieron mediante capitulación, tras la huída de gran parte de la población mayoritariamente mozárabe. Cambiaron el nombre romano de la ciudad por el de Tulaytula, bajo la dependencia del Califato de Córdoba. La gran distancia hasta la capital del califato, unido a una población resistente a acatar las leyes musulmanas, llevaron a situaciones de sublevación violenta, como la decapitación de 5.000 toledanos, que engañados por el emir habían acudido a un banquete. La rebelión llegó hasta la época de Abderramán III, que terminó sometiendo a la ciudad al reino musulmán.

De toda esta sumisión surgieron una docena de mezquitas y numerosos zocos y baños, lo que nos da idea de lo numerosa que era también la población musulmana, que convivía con las comunidades cristianas y judías, que aunque se mantenían fieles a sus religiones, adoptaron algunos modos de vida de estilo árabe. Existían por tanto también iglesias y sinagogas. En el solar de la que fuera la mayor mezquita se eleva ahora la catedral de Toledo.

La configuración urbanística actual de gran parte del centro urbano es muy del estilo de otras localidades de estilo árabe, con calles estrechas y casas con patios interiores donde se desarrollaba la vida familiar y social.

En 1085 la ciudad fue reconquistada por Alfonso VI, que la convirtió en la Ciudad de las Tres Culturas, donde la tolerancia se manifestaba en la coexistencia de musulmanes, cristianos y judíos que mantenían sus costumbres propias.

En el siglo XIII, Alfonso X, El Sabio, estableció allí la Escuela de Traductores donde se traducían las tres lenguas, junto con el griego, y que convirtieron a Toledo en un centro cultural de gran relevancia en toda Europa.

La tolerancia se vio truncada con la llegada de la Inquisición que promulgaba la expulsión de los no cristianos, persiguiendo sobre todo a los judíos con crueles métodos. Los Reyes Católicos decidieron la expulsión de los judíos no conversos en 1492.

Felipe II decidió trasladar la capital del reino a Madrid, lo que hizo que el peso político y social que durante siglos había tenido la ciudad de Toledo se debilitara rápidamente.

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